Rabos de cochino en la Giralda

Si, no se sorprendan, en la Giralda hay rabos de cochino. ¿Tendrán que ver estos rabitos de este suculento animal con el triunfo de la fe cristiana?, fe que ya coronó la torre alminar allá por el XVI en forma de mujer giganta y vientre abultado, aplastando con sus enormes pies a todo el mundo musulmán. De todos es sabido que nuestros antepasados habitantes de Isbiliya no comen cochinos, así que bien se pudiera considerar que estos rabitos enroscados son talismanes para proteger a nuestra gran torre de un posible ataque musulmán, además de estar permanentemente protegida por nuestras Santas Patronas Justa y Rufina, como ya lo hicieron en el siglo XVIII, sujetandola para que no cayera durante el terremoto de Lisboa, por Santa Juana o la giganta, querubines y ahora también la protegen rabos de cochino, a ver quien se atreve con la turris fortissima. La realidad es que tras la reciente restauración de la fachada oeste de la Giralda, se han colocado unos elementos metálicos, llamados rabos de cochino, como el que sale de la boca del querubín de la foto, esos que usan los alpinistas para descolgarse por barrancos, y así poder facilitar las labores de mantenimiento de la torre. ¿Veremos algún día en la Giralda algún espectáculo de alpinistas como si de un rocodromo se tratase?, todo puede ser.

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