Que de mano en mano va

Si en otra entrada anterior hablamos de los viajes del Jubileo de la Porciúncula, hoy vamos hablar de como este cuadro, también sirvió de moneda cambio. Con esta obra los Capuchinos pagan al pintor Joaquín Bejarano la restauración de los cuadros  que consiguen sacar del convento y que han estado enrollados cinco años al lado del mar, Bejarano lo vende al pintor Federico Madrazo por 18.000 reales, éste a su vez lo vende al Infante Sebastián Gabriel de Borbón por 90.000 reales (listo Madrazo) y el hijo de este último, Francisco Maria de Borbón, lo vende a los Amigos del Arte de Colonia que lo donan al Museo Wallraf-Richartz de dicha localidad. También fue objeto de disputa entre dos reales primos, al Infante Sebastián Gabriel no se le ocurre otra cosa que ponerse al lado de sus primos carlistas que querían arrebatarle el trono a su prima la Reina de los tristes destinos Isabel II, quien le incauta el cuadro a su primo por dicha colaboración, y suponemos que mucho le debía gustar a la Reina, ya que hay constancia de él en el Palacio Real para elaborar una copia del mismo. Pero como los avatares de la vida son tan inciertos en 1868 tras la Revolución "la Gloriosa" que destrona a Isabel II, el cuadro vuelve a pasar a manos del Infante. De alguna manera nuevamente el cuadro ha sido objeto de mercadería, el Wallraf-Richartz lo cede al Museo de Sevilla durante diez años a cambio de una gratuita restauración llevada a cabo magistralmente por el equipo de IAPH. Visita con nosotros el Museo de Bellas Artes.

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